Convención Constituyente: es mejor seguir las reglas | Teresa Le Blanc, directora de Pensando Chile en Controversia.cl
19 de noviembre de 2020
Este lunes 16 de noviembre la diputada comunista Camila Vallejo propuso en la Cámara un proyecto de reforma constitucional para modificar el quórum de 2/3, necesario para aprobar las normas en la futura convención constituyente. Dicho acuerdo, materializado en la ley 21.200, fue ratificado el 25 de octubre por un 78,27% de la ciudadanía que estuvo de acuerdo con que se iniciara el proceso constituyente, según la fórmula acordada en el Congreso el 15 de noviembre de 2019. Sin embargo, si bien había temas como el de los escaños reservados que aún no estaban definidos, no podemos perder de vista que ya se habían zanjado las reglas fundamentales para el proceso, como el quórum ya mencionado para aprobar las normas en la convención.
La iniciativa de la diputada se trata de un intento por alterar las reglas del juego establecidas en un acuerdo político que convocó a todos los partidos democráticos del Congreso, cuyos dirigentes buscaron encauzar institucionalmente una crisis política y social que tenía a Chile inmerso en la violencia y el caos. En definitiva, procura alterar sustantivamente un proceso constituyente que ya fue sometido a votación popular.
A un año del acuerdo y a pocas semanas del plebiscito, muchas de nuestras objeciones sobre el proceso se hacen realidad. La incertidumbre sobre las reglas de funcionamiento del órgano constituyente, así como la famosa hoja en blanco son un foco de problemas y tensiones institucionales graves para el país. No todos los años se escribe una nueva constitución, ni las constituciones cumplen el mismo rol que las leyes simples. Estamos frente a una decisión sumamente importante para Chile y su futuro, prontos a determinar la organización política del país para las próximas décadas, por lo que parece lógico que se aplique un quórum elevado para incorporar contenidos a la eventual nueva carta fundamental, de manera que represente acuerdos amplios y a una porción mayoritaria de la sociedad.
El plebiscito fue claro y, nos guste o no, debe respetarse con todo lo que ello significa. El afán por perturbar el flujo de los procesos y cambiar las reglas en la mitad del partido es un patrón que se repite y que debe ser superado con urgencia. Lo que está en juego son los principios fundantes del régimen político chileno y los derechos de todas las personas. Un año ya es un período bastante acotado para redactar una carta fundamental desde una hoja en blanco, pero peor sería un resultado con normas carentes de legitimidad y una amplia aprobación ciudadana.
El proceso constituyente ya comenzó, a pesar de todos los reparos que podemos formular todavía. Debemos resguardar las pocas certezas que tenemos sobre el mismo, especialmente en los límites a la convención y en reglas que signifiquen mejorar la deliberación, como los 2/3. Vivimos tiempos políticos de escaso compromiso con el Estado de Derecho, de resquicios constitucionales y brotes de populismo. Del respeto a las reglas constitucionales y del espíritu democrático depende el éxito del proceso y, en buena medida, el futuro del país.