Señor Director:
Al igual que como ha sido en los últimos años, este 25 de marzo conmemoramos el Día Nacional del que está por nacer y la Adopción. Pero esta vez lo hacemos en un contexto muy distinto. El coronavirus nos ha hecho tomar el peso a una realidad: somos frágiles criaturas, tanto así, que hasta un agente diminuto es capaz de derribarnos. Nuestra existencia pende de un hilo, no somos invencibles.
La vida humana es un bien fundamental y, por lo mismo, no podemos minusvalorarla ni desprotegerla en el orden social y político. Respetar la vida del que aún no nace es tan urgente como lo es hacer todo lo posible por salvar a cada uno de nuestros ancianos de esta pandemia.
Pese a que el contexto de crisis obliga a otras prioridades en el debate público, hoy más que nunca, donde la vida de cada persona tiene un mayor riesgo que antes, vale la pena preguntarse: ¿realmente es protegida la vida del que está por nacer en nuestro país?¿hay apoyo de la sociedad a las iniciativas que buscan proteger la maternidad y la infancia?¿tenemos una legislación de adopción que favorece el interés superior del niño?
Estas preguntas plantean duros desafíos para que nuestro país esté realmente por la vida y ponga a los niños y las madres primeros en la fila.